¿Qué es la CATA?
La cata es el procedimiento para aprender a apreciar las cualidades de un vino, mediante los sentidos de la vista, el olfato, el gusto y el tacto bucal. Y no menos importante, sirve al mismo tiempo para detectar y reconocer sus defectos.
Cuando se intenta describir y explicar el sabor y el olor de un vino, la primera idea que acude a la mente es la complejidad y diversidad.
Los últimos avances analíticos registran ya más de 300 componentes diferentes y un estudio profundo basado en métodos más afinados, vislumbra todavía muchos más. Y 1 Liara complicar más aún las cosas, ha de reconocer que los componentes más importantes cualitativamente, es decir los que condicionan el sabor y el olor, son los menos conocidos.
Podemos afirmar que el vino, en lo que a sabor se refiere, es el más variado de los productos que el hombre
Además la influencia de los climas, la composición de los suelos, la variedad de las cepas, los distintos estados de maduración de las uvas y las técnicas de vinificación y conservación han dado lugar a una interminable gama de vinos diversos.
Pero es precisamente esta variedad la que hace tan sugestivo el perfeccionar cada día más la técnica y el conocimiento de los buenos vinos, donde nunca se dejan de descubrir sabores y aromas nuevos, delicados, equilibrados, perfectos.
Un sistema que simplifica y reduce el camino que conduce al dominio de la apreciación inmediata de un buen vino es aprender a conocer los defectos, los fallos en color, sabor y olor que todo buen vino no debe presentar. Esto elimina de entrada gran cantidad de vinos y nos permite distinguir sin titubeos y escoger para nuestro consumo particular unas pocas marcas, procedencias y añadas, de entre la inmensa jungla de productos que invaden el mercado.
Cuando se intenta describir y explicar el sabor y el olor de un vino, la primera idea que acude a la mente es la complejidad y diversidad.
Los últimos avances analíticos registran ya más de 300 componentes diferentes y un estudio profundo basado en métodos más afinados, vislumbra todavía muchos más. Y 1 Liara complicar más aún las cosas, ha de reconocer que los componentes más importantes cualitativamente, es decir los que condicionan el sabor y el olor, son los menos conocidos.
Podemos afirmar que el vino, en lo que a sabor se refiere, es el más variado de los productos que el hombre
Además la influencia de los climas, la composición de los suelos, la variedad de las cepas, los distintos estados de maduración de las uvas y las técnicas de vinificación y conservación han dado lugar a una interminable gama de vinos diversos.
Pero es precisamente esta variedad la que hace tan sugestivo el perfeccionar cada día más la técnica y el conocimiento de los buenos vinos, donde nunca se dejan de descubrir sabores y aromas nuevos, delicados, equilibrados, perfectos.
Un sistema que simplifica y reduce el camino que conduce al dominio de la apreciación inmediata de un buen vino es aprender a conocer los defectos, los fallos en color, sabor y olor que todo buen vino no debe presentar. Esto elimina de entrada gran cantidad de vinos y nos permite distinguir sin titubeos y escoger para nuestro consumo particular unas pocas marcas, procedencias y añadas, de entre la inmensa jungla de productos que invaden el mercado.
Tipos de cata
Los profesionales pueden catar para conocer la procedencia geográfica de un vino, la variedad de su celaje, su añada, etc., etc.
Se puede catar para tratar de intuir la evolución futura de un vino y decidir si puede llegar o no, a una gran calidad, lo cual es de suma importancia en toda bodega con marca propia.
Pero la cata, por lo que al consumidor privado se refiere, sirve en primer lugar para aprender a localizar y apreciar las cualidades de un gran vino, con el exclusivo propósito de su propio deleite.
En segundo lugar sirve para saber comprobar la calidad del producto que ha adquirido, identificando una añada, su zona de elaboración, la variedad de la uva y sobre todo la relación entre la calidad y el precio.
Se puede catar para tratar de intuir la evolución futura de un vino y decidir si puede llegar o no, a una gran calidad, lo cual es de suma importancia en toda bodega con marca propia.
Pero la cata, por lo que al consumidor privado se refiere, sirve en primer lugar para aprender a localizar y apreciar las cualidades de un gran vino, con el exclusivo propósito de su propio deleite.
En segundo lugar sirve para saber comprobar la calidad del producto que ha adquirido, identificando una añada, su zona de elaboración, la variedad de la uva y sobre todo la relación entre la calidad y el precio.
AMBIENTE, TEMPERATURA Y UTENSILIOS MAS IDONEOS PARA LA CATA
La
estancia donde se practique la cata ha de tener buena ventilación,
para que el aire contenga una cantidad normal de oxígeno. Hay que
desechar por tanto lugares como sótanos, habitaciones sin ventanas o
de techos bajos, y a ser posible las paredes mejor que sean de color
claro.
Las
copas deberán estar siempre dispuestas sobre una superficie blanca,
para que el catador pueda constatar los diversos matices del vino.
Naturalmente
deberá disponer de luz abundante. Esto es muy importante. Por la
simple observación del color de un vino se puede ya conocer
bastantes cosas, sobre todo negativas sobre él y para ello disponer
de una buena luz, tanto natural, como la de una buena bombilla, a la
que se pueda acercar la copa, es imprescindible.
Por
último la temperatura es también un factor importante. Un calor
excesivo seca las mucosas nasales y el catador pierde potencia
olfativa, pero si la temperatura es excesivamente baja los aromas se
inhibirán.Una temperatura en torno a los 20º es lo ideal.
Por
supuesto que la sala no debe de tener ningún olor fuerte, como
pintura, vinagre, especias, etc. pues desvirtuaría por completo los
aromas propios del vino.
TEMPERATURA DE CATA
Una
cosa es la temperatura a que debemos catar un vino para que nos sea
más agradable al paladar y otra muy distinta para apreciar sus
cualidades y defectos.
Para
el ejercicio de la cata los vinos deben estar entre 15º y 20º sin
distinción de que sean tintos blancos, rosados, jóvenes o viejos,
envejecidos o no en roble. Temperaturas bajas, menos de 12º hacen
que los aromas no salgan, se queden en el vino y que el tanino del
vino sea mucho más amargo, áspero y astringente de lo que en
realidad es. Esto es sobre todo importante para los vinos
envejecidos en roble que nunca, bajo ningún concepto deben ser
bebidos fríos, ni siguiera frescos.
LA COPA-(CATAVINOS)
La
forma y el tamaño de la copa a utilizar tiene gran importancia. Las
mejores son en forma de "balón" 6 "tulipán" y
de una capacidad entre 20 y 25 cl.
En
Francia ha sido objeto de una norma AFNOR, que reproducimos a
continuación y que parece ser ofrece las mejores condiciones para la
cata, aunque yo personalmente prefiero que acaben arriba en forma de
tulipa, es decir que se abra la copa y poder captar los aromas más
de cerca.
Debe
de ser de vidrio blanco, transparente, sin dibujos ni estrías.
Solo
debe llenarse un tercio de la copa. Esto es muy importante porque
para apreciar el aroma de un vino, el catador debe imprimir a la copa
un movimiento de rotación cogiéndola entre le pulgar y el índice,
para que los aromas se desprendan.
Inmediatamente,
cuando todavía el vino está dando la última vuelta, debe de
meterse literalmente la nariz en la copa y aspirar profundamente en
veces sucesivas y enérgicamente, con fuerza.
La
copa debe cogerse por el pie, entre el pulgar y el índice, para no
empañar el cristal.
Antes
de catar es conveniente enjuagarse la boca con agua y mejor aún con
un vino neutro, normal, que no sea dulce.
Catar
más de 6 vinos a la vez, para una persona no experta es ya excesivo
y se comienzan a mezclar sabores y aromas con excesiva facilidad.
Hay
que tener cuidado de que las copas estén interiormente limpias y
secas y es necesario enjuagar la copa, antes de catar, con un poco
del mismo vino que se va a degustar.
CONDICIONES DEL CATADOR - HORARIO - ENTRENAMIENTO
No
se puede catar con catarro, sobre todo de nariz. Es imposible. Como
luego veremos al hablar del sentido del gusto, en realidad este se
compone tanto de aromas como de sabores. Hay que estar descansado,
relajado, no tener prisa.
Cuando
mejor se aprecian los sabores y los aromas de un vino es después de
haber comido algo, no demasiado. Por ejemplo, en una comida se
captan muchos más aromas y sabores cuando comenzamos a comer el
plato principal que cuando probamos el mismo vino al principio. Esto
se debe a que las papilas gustativas y la mucosa olfativa están
mucho más dispuestas, activas y sensibles que al principio y todo el
mecanismo sensorial se ha puesto en marcha a pleno rendimiento.
Pero
sobre todo el verdadero secreto para llegar a ser un buen catador es
el entrenamiento. Hay que probar constantemente todo lo que se ponga
a nuestro alcance. Vinos buenos, regulares, malísimos, con sabores
extraños, defectuosos. Cuantos más mejor. Debemos ir registrando
en nuestra memoria sabores y perfumes y poco a poco aprenderemos a
compararlos y relacionarlos.
Algo
que tampoco debe olvidarse es oler las copas vacías, antes de
comenzar la cata. Hay vidrios que debido a su composición huelen de
forma extraña y alteran el vino. El vidrio debe de ser inodoro. La
mejor hora para catar es antes de las comidas, es decir a media
mañana y a media tarde. Siempre comer alguna cosa antes, como pan,
almendras, chorizo no picante, jamón no salado. Lo más seguro es
un buen pan recién, hecho y triscante.
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